¿Te has encontrado alguna vez en una situación donde tienes que lidiar con el incumplimiento de pago por parte de una empresa o particular? Si es así, sabrás que esta experiencia puede ser estresante y complicada. Pero, ¿sabías que existen métodos efectivos y estructurados para enfrentar estos escenarios y reclamar lo que te deben? En este artículo, profundizaremos en el proceso de reclamación de deudas a empresas, un tema crucial para cualquiera que se enfrente al desafío del impago.
El juicio monitorio es un procedimiento judicial en España diseñado para la recuperación de deudas de forma eficiente y rápida. Es especialmente útil cuando se trata de reclamar deudas líquidas, determinadas, vencidas y exigibles, representadas en un documento que acredite la deuda (como facturas, albaranes, certificaciones, telegramas, etc.). Este proceso es una herramienta poderosa para cualquier persona o empresa que necesite reclamar una deuda.
Se caracteriza por su rapidez, ya que, en ausencia de pago o contestación del deudor, permite proceder directamente al embargo de bienes, algo que en un proceso ordinario podría demorar hasta año y medio, mientras que mediante el monitorio se logra en unos pocos meses.
Este proceso se rige por los artículos 812 a 818 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Su propósito primordial es facilitar al acreedor la recuperación ágil de su dinero o asegurarla a través de un nuevo plan de pagos, constituyéndose como el método más sencillo para proteger un crédito. Las estadísticas indican que es uno de los procedimientos más empleados actualmente para la recuperación de deudas.
El objetivo es obtener una ejecución inmediata del crédito. Una vez admitida la solicitud y realizado el requerimiento de pago, si no hay oposición del demandado en el plazo legal, se obtiene un título ejecutivo que permite el embargo de bienes del deudor.
El monitorio también actúa como elemento disuasorio. Antes de recurrir a la vía judicial, el acreedor suele haber intentado múltiples veces reclamar la deuda, incluso mediante burofax o la intervención de abogados. Si el acreedor siempre sigue con acciones judiciales ante incumplimientos, aumenta su credibilidad y autoridad. Sin embargo, si el deudor es insolvente, iniciar un procedimiento judicial puede conllevar gastos sin obtener un resultado económico satisfactorio. Por ello, es crucial analizar cada caso y la situación económica del deudor.
El juicio monitorio resulta muy efectivo cuando el deudor no atiende al requerimiento de pago ni se opone en sede judicial, facilitando la obtención rápida de un título ejecutivo. Ha demostrado ser un proceso eficiente para el recobro de deudas monetarias en operaciones comerciales, con un alto porcentaje de casos resueltos con el pago directo por parte del deudor.
Para iniciar un monitorio, la deuda debe ser monetaria, vencida, exigible y determinada. Puede acreditarse mediante documentos firmados por el deudor, facturas, albaranes, certificaciones, telegramas, telefax, documentos comerciales que evidencien una relación previa o certificaciones de impago en comunidades de propietarios.
Las fases del procedimiento incluyen la petición inicial, la notificación al deudor, y, dependiendo de la respuesta del deudor (pago, oposición o inacción), el procedimiento puede concluir con el archivo del caso, iniciar un nuevo proceso o proceder a la ejecución y embargo de bienes del deudor. Si el deudor paga, se archiva el caso; si se opone, se inicia un nuevo proceso según la cuantía de la deuda; si no responde, se ejecuta la deuda.
En conclusión, el monitorio es una vía eficiente para reclamar deudas dinerarias específicas, siendo en la mayoría de los casos una alternativa que evita la fase declarativa, lo que supone un ahorro significativo de tiempo y recursos. Sin embargo, es crucial evaluar cada situación con detalle, considerando las partes y las relaciones contractuales existentes, para determinar la estrategia más adecuada para la reclamación de la deuda.